El español de Filipinas
Desde que en Filipinas el español dejó de ser la lengua oficial en 1986, las escuelas dejaron de enseñar las 12 unidades de español y miles de profesores perdieron sus trabajos. "El español nunca se habló del todo aquí, pero nunca se perderá totalmente", dice Carlos Madrid, director del Instituto Cervantes de Manila. Aunque Filipinas estuvo bajo dominio hispano durante tres siglos, el castellano nunca llegó a tener una presencia fuerte como en los países hispanoamericanos. El Estado español no tenía capacidad de enviar funcionarios a todas partes y el idioma nunca terminó de penetrar. Los guías de turismo de Manila dicen que "el español es el latín de Filipinas: ya no lo habla nadie, pero está detrás de todo lo que decimos".
Los independentistas más cultos defendieron la enseñanza del español, y las dos primeras constituciones y la primera letra del himno nacional del nuevo país se escribieron en castellano. Dominarlo era signo de distinción social en Filipinas, pero eso jugó en su contra. Los profesores venidos de España corregían el seseo de sus estudiantes, algo típico de los locales, y por eso los jóvenes lo consideraban aburrido y anticuado. En los ochenta dejaron de salir los últimos periódicos en español y la televisión española (TVE) interrumpió su transmisión.
Pero no todas son malas noticias para el español en Filipinas, un país que sabe sobre la popularidad de nuestro idioma en todo el mundo. El interés por el español aumenta día a día. En la universidad están notando un número mayor de estudiantes para las clases de español. Ayuda que ellos son en realidad "falsos principiantes" porque saben más español de lo que ellos piensan y eso los entusiasma. Un motivo importante para aprender español es el trabajo: el telefonista que habla español dobla o triplica su salario en los call centers instalados en Filipinas. Los visados para los enfermeros filipinos en EEUU exigen saber inglés y castellano.
El español está presente en las cosas cotidianas: los nombres de los muebles y utensilios, los días de la semana, en gran medida los números y casi siempre las horas siguen diciéndose en español. Prestar atención es "asikaso" (de hacer caso) en tagalo y para preguntar "¿cómo está (usted)?" se dice "kumustá?". Mecate, zacate, petate, palenque son mexicanismos y filipinismos. En Manila se oye aún anteojos para referirse a las gafas. Además, un tercio del vocabulario del tagalo (idioma oficial) se debe al español.
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