¿"Ahora", "ahorita" y "ahoritita"?
El tiempo es el tema central de nuestras vidas. Solo consideremos todas las metáforas que usamos a diario para hablar de las horas: “tengo las horas contadas”, “el tiempo vuela”, “cada instante es una eternidad”, etc. Cada cultura tiene su propia manera de referirse al tiempo y la hispana es muy especial en este aspecto.
Uno de los modismos más interesantes del español hispanoamericano es la flexibilidad de la palabra “ahora”. Esta flexibilidad no es igual para todos. En el Cono Sur, “ahora” no es tan usado como “ya”. “¿Cuándo terminas la tarea?”, pregunta la madre. El hijo responde: “Ya”.
Etimológicamente, “ahora” es una contracción de “a esta hora”. La palabra puede significar “dentro de poco tiempo”, “algunas veces” o “en el momento actual”. En el territorio de la antigua Mesoamérica —que va de la parte meridional de México hasta la región occidental de Honduras, Nicaragua y Costa Rica—, los hablantes usan “ahora” para calibrar coordenadas temporales. En algunas regiones se distingue entre “ahora” y “ahora mismo”. En otras, entre “ahora”, “ahorita” y “ahoritita”.
“Ahora mismo” y “ahorita” son lo mismo, aunque algunos creen que la primera expresión es correcta y la segunda una barbaridad. La terminación "–ita" connota un diminutivo, que es uso constante en la región de lo que era Mesoamérica. En el caso de “ahorita”, el diminutivo sugiere una diferencia con ahora: “Ahora vuelvo a mi casa” es distinto de “Ahorita llego”. La segunda frase conlleva una dosis de culpa: “Debí haber llegado a casa hace tiempo. Haré todo lo posible por arribar tan pronto pueda”. Esa culpa se complica con “ahoritita”. Cuando se usa esta variante, el hablante se siente comprometido. “¡No más disculpas! Te juro que ahoritita llego al sitio que quedamos”.
Y tenemos la palabra “luego”, que puede ser considerada sinónimo de “después”. Pero en América Latina le damos vuelta hasta inyectarle un nuevo significado. La expresión “Luego voy” promete la llegada del hablante sin revelar el tiempo preciso. Es incluso posible que esa llegada nunca ocurra. La repetición “luego luego” le da otra vuelta a la tuerca: el hablante jura que llegará de inmediato. Pero la promesa es engañosa. En esa reiteración se esconde una imposibilidad.
¿Hay alguna expresión o uso de una palabra en español que no comprendes?
Fuente: nytimes.com/es